Treinta y seis obispos como representantes de las comunidades católica y anglicana de todo el mundo peregrinarán juntos primero a Canterbury y después a Roma. De esta manera celebrarán los 50 años del diálogo oficial entre la Iglesia católica y la Comunión anglicana, que comenzó oficialmente en 1966 con la Declaración común firmada por Pablo VI y el entonces arzobispo de Canterbury, Michael Ramsey.

El ente que promueve el gesto es la Iarcuum, la Comisión internacional para la Unidad y la Misión, instituida en 2000 como punto de referencia pastoral en el diálogo entre Roma y Canterbury, y que actualmente es presidida por el arzobispo católico de Regina (Canadá), Donald Bolen, y por el obispo anglicano David Hamid.
Los obispos que forman parte de este organismo oficial (y que pertenecen a 18 países diferentes) darán vida al peregrinaje que culminará el 5 de octubre por la tarde en Roma, en una liturgia presidida por Papa Francisco y el primado anglicano Justin Welby.

Será una cita a la que los obispos llegarán juntos desde Canterbury, después de haber vivido allí un primer momento común en lo ese que definen como un itinerario de “nuevos pasos sobre un antiguo peregrinaje”.

Desde el próximo viernes, pues, la Iaricuum se reunirá en Gran Bretaña para estudiar el estado de la cuestión sobre el camino recorrido durante estos 50 años y, en particular, sobre el documento Crecer juntos en la unidad y en la misión, texto en el que en 2007 los católicos y los anglicanos trataron de resumir los frutos y los nuevos desafíos abiertos en el frente del diálogo teológico entre ambas comunidades.

También en Canterbury el Peregrinaje vivirá un primer momento de celebración fuerte, con la visita a la tumba de Santo Tomás Becket, en donde estuvieron rezando juntos Juan Pablo II y el entonces arzobispo Robert Runcie en 1982, en un encuentro que fue fundamental en la historia reciente de las relaciones entre católicos y anglicanos.

Y la historia de este diálogo había vuelto a comenzar en 1960, con el primer encuentro entre un Papa, Juan XXIII, y un primado anglicano, Geoffrey Francis Fisher.

En aquella ocasión fue una visita de carácter privado, por lo que para llegar a un primer encuentro oficial habría que esperar hasta el 24 de marzo de 1966, cuando Pablo VI y el arzobispo Ramsey firmaron por primera vez una declaración conjunta.

Desde entonces, mediante la Arcic (el organismo de diálogo teológico entre ambas confesiones), se fue trabajando en la elaboración de numerosos documentos comunes sobre temas como la Eucaristía, el ministerio ordenado, la eclesiología, la visión de la figura de María.

Pero la que ha ido creciendo principalmente ha sido la relación entre Roma y Canterbury, a través de los repetidos encuentros entre los Pontífices y los primados anglicanos (el último de los cuales se llevó a cabo hace pocos días en Asís).

Y se ha logrado avanzar, a pesar de las divisiones sobre cuestiones viejas y nuevas, como el tema del sacerdocio femenino o la relación con la homosexualidad, que, también en la actualidad, sacuden por dentro a la comunión anglicana.

El peregrinaje común pretende ser, pues, una ocasión para volver a impulsar este diálogo principalmente a nivel pastoral. Los obispos llegarán a Roma el próximo 3 de octubre y visitarán las tumbas de los apóstoles Pedro y Pablo.

El día central será el 5 de octubre, fecha en la que se llevará a cabo un simposio académico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Pero el momento más importante será en San Gregorio, la iglesia romana cuyo prior fue el monje Agustino cuando en 595 fue invitado por el Papa Gregorio a evangelizar las poblaciones anglo-sajonas.

En este sitio Papa Francisco y el arzobispo Welby rezarán juntos y presidirán un rito durante el cual los obispos presentes recibirán la encomienda de proseguir el diálogo en la vida cotidiana de las propias comunidades.
Aleteia
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